Esos segundos sobre dificultad me alcanzaron Con El Fin De impedirle el camino, pararme cara an ella, obligarla a hablar

Esos segundos sobre dificultad me alcanzaron Con El Fin De impedirle el camino, pararme cara an ella, obligarla a hablar

—Estan en todos lados —dijo Sarita.

Yo le hacia senas con la mano para que se moviera por motivo de que venia un camion excesivamente pronto. Sin embargo el pequeno sucio seguia mirando de en lo alto, mirandome a mi y al galeria, sonriendo, las dientes mugrientos y chiquitos. Y el camion lo atropellaba desplazandolo hacia el pelo yo nunca podia evitar ver como la rueda le reventaba el vientre igual que si fuese una pelota sobre futbol desplazandolo hacia el pelo arrastraba las intestinos hasta la esquina. En el vi­a sobre la calle quedaba la frente de el menudo inmundo, todavia sonriente y no ha transpirado con los ojos abiertos.

Me desperte transpirada, temblando. Desde la calle llegaba una cumbia sonolienta. Sobre a poquito, volvian algunos sonidos de el barrio, las peleas sobre borrachos, la musica, las motos con el cano sobre escape suelto para que hiciera sonido, un favorito sobre los jivenes. La investigacion estaba escaso privado sobre resumen, la manera de afirmar que la desorientacion era total. Visite varias veces a mi madre y no ha transpirado cuando me pidio que me mudara con la novia, un lapso al menos, le dije que no. Me acuso sobre loca asi­ como discutimos a los gritos, igual que Jami?s antiguamente.

Esa noche volvia tarde por motivo de que, luego de la oficina, habia ido a la fiesta sobre cumpleanos sobre la companera de empleo. Era la de estas ultimas noches del verano. Volvi en colectivo y me baje anteriormente, Con El Fin De caminar por el barrio, sola. Bien sabia moverme de revuelta. Si alguno conoce moverse, Constitucion es bastante facil. Iba fumando. Entonces la vi.

La madre de el chico inmundo era delgada, todo el tiempo habia sido delgada, incluso a lo largo de el dificultad. Sobre atras, ninguna persona hubiera adivinado su panza. Seri­a el corporal caracteristico de las adictas las caderas siguen siendo estrechas igual que En Caso De Que se resistieran a dejar punto de el bebe, el cuerpo humano no produce grasa, las muslos no se ensanchan; a los nueve meses, las extremidades inferiores son 2 palitos endebles que sostienen la pelota de basquet, una chica que se trago la pelota sobre basquet. Ahora, falto la panza, la madre del menudo desaseado parecia mas que De ningun modo la adolescente, apoyada contra un arbol, tratando de encender su pipa sobre paco pequeno la brillo de la lamparon, falto importarle la policia —que rondaba bastante mas el barrio despues de el crimen del Degolladito— ni las otros adictos ni nada.

Me le acerque pausadamente desplazandolo hacia el pelo, cuando me vio, hubo un inmediato gratitud en sus ojos. Inmediato!

Los ojos se achicaron, se achinaron quiso irse corriendo, aunque alguna cosa la paro. Un mareo, quiza. La empuje contra el arbol y no ha transpirado la sostuve ahi. No tenia la potencia suficiente de resistirse.

—Donde esta tu vi?stago.

—Que vi?stago. Soltame.

Las 2 hablabamos bajo.

—Tu vi?stago. Sabes bien de lo que te hablo.

La origen de el chico desalinado abrio la boca desplazandolo hacia el pelo me dio nauseas su aliento a deseo, dulce asi­ como podrido igual que la fruta al sol, mezclado con el olor medico sobre la droga asi­ como esa peste a descontento; las adictos huelen a borrador enardecido, a manufactura toxica, a agua contaminada, a homicidio quimica.

—Yo nunca tengo hijos.

La aprete mas contra el arbol, la agarre de el cuello. No se si sentia dolor, sin embargo le clave las unas. Igual, nunca iba a recordarme adentro de unas horas. Yo tampoco le tenia temor a la policia. Aparte, no iban a preocuparse demasiado por la pelea entre hembras.

—Me vas an aseverar la realidad. Incluso hace poquito estabas embarazada.

La origen del menudo sucio quiso quemarme con el encendedor, sin embargo alcance a verle la intencion, la mano delgada que queria juntar la llama a mi cabello, queria incendiarme, la hija de puta. Le aprete la muneca tan duro que el chisquero cayo a la banqueta. Dejo de resistirse.

—YO NO TENGO HIJOS! —me grito, y el chillido de su voz demasiado gruesa, enferma, me desperto. Que estaba practicando? Ahorcando a la adolescente moribunda cara a mi casa? A lo preferiblemente mi madre tenia causa. A lo superior tenia que mudarme. A lo mejor, como me habia citado, tenia la fijacion con la morada porque me permitia vivir aislada, porque alla nunca victoria milan aplicaciГіn gratuita me visitaba ninguna persona, por motivo de que estaba deprimida y no ha transpirado me inventaba historias romanticas sobre un barrio que, la verdad, era la mierda, la mierda, una mierda. Eso grito mi madre y yo jure nunca volver a hablarle No obstante Actualmente, con el cuello de la mozo adicta dentro de las manos, pense que podia tener alguna cosa sobre causa.

Que nunca era la princesa en el castillo, sino la loca encerrada en la torre

La chica adicta se solto de mis manos desplazandolo hacia el pelo empezo a correr, despacio estaba vi­a ahogada. Pero cuando llego a medio sobre cuadra, exacto donde la iluminaba el embuste principal, se dio vuelta. Se reia asi­ como la luces dejaba ver que le sangraban las encias.

—Yo se los di! —me grito.

El aullido fue Con El Fin De mi, me miraba a las ojos, con ese horrible reconocimiento. Y no ha transpirado luego se acaricio el vientre vano con las dos manos desplazandolo hacia el pelo dijo, bien Cristalino asi­ como alto

—desplazandolo hacia el pelo a este tambien se los di. Se las prometi a los dos.

La corri, pero era rapida. O se habia vuelto rapida de ri?pido, no conozco. Cruzo la plaza Garay como un minino y logre seguirla, sin embargo cuando el trafico se largo en la avenida, la novia consiguio cruzar dentro de las autos asi­ como yo no. Bien nunca podia respirar. Me temblaban las piernas. Alguien se acerco a preguntarme En Caso De Que la chica me habia robado desplazandolo hacia el pelo dije que si, con la confianza de que la persiguieran. No obstante nunca unicamente me preguntaron si estaba bien, si queria encaminarse un taxi, que me habian robado.

Un taxi, si, dije. Pare alguno asi­ como le pedi que me llevara a mi hogar, a solamente cinco cuadras. El chofer no se quejo. Estaba acostumbrado an este tipo sobre viajes breves en este barrio. O a lo superior no tenia ganas sobre rezongar. Era tarde. Debia ser su ultimo trayecto primero sobre volver a su morada.

Cuando cerre la camino nunca senti el alivio de las habitaciones frescas, sobre la escalera de madera, del huerto interno, de las azulejos antiguos, de los techos altos. Encendi la luz desplazandolo hacia el pelo la mancha parpadeo se va a consumir, pense, voy an estar a oscuras, No obstante finalmente se estabilizo. Pero daba la luz amarillenta, antigua, sobre pequeia estres. Me sente en el piso, con la espalda contra la camino. Esperaba los golpes suaves de la mano pegajosa del menudo sucio o el ruido de su testa rodando por la escalera. Esperaba al chico desaseado que iba a pedirme, otra ocasion, que lo dejara pasar.

Mariana Enriquez Escritora y no ha transpirado informador. Ha publicado Cuando hablabamos con las muertos, Chicos que vuelven y Alguien camina en tu tumba. Mis viajes a cementerios, entre otros libros.

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